INVITATION AU VOYAGE. IN MEMORIAM ROBERTÍO AVELAR...

Invitar a viajar en este momento particular de la historia de la humanidad no es quizá la invitación más esperada, y sin embargo les invito a viajar. Podríamos viajar en distancias cortas, viajar alrededor de nuestras casa, de nuestros barrios, en esos lugares cotidianos que muchas veces pasamos desapercibidos. Igualmente podríamos viajar a un espacio verde cercano y descubrir las múltiples manifestaciones de vida que albergan. O tal vez viajar al interior de nosotros mismos, a esos espacios íntimos que nos ayudan a reflexionar sobre la vida, sobre nuestra vida.

Sin embargo en esta ocasión desearía invitarles a viajar a esa otra dimensión de la vida que es la muerte. Personalmente, quisiera emprender ese viaje que nos espera a todos, aunque no de forma permanente, sino solo para conversar con ese gran amigo y colega que hace poco lo realizó: nuestro querido Roberto Avelar, Robertío. Compañero docente, colega arquitecto, amante de la lectura, la historia y las buenas tertulias.

En ese imaginario viaje, en esa imaginaria conversación, le agradecería por su vida y por el honor de haber compartido, como colegas de trabajo, parte de ella. Le comentaría que, para los que aún estamos en el viaje de la vida, SU vida nos dejó grandes enseñanzas...

Robertío siempre saludó a todos con alegría. Su oficina estaba abierta y siempre tuvo tiempo para responder a las preguntas que cualquiera le hiciese: a veces sobre arquitectura, a veces sobre las clases, a veces sobre un libro, a veces simplemente ayudaba a alguien que se había equivocado de oficina. Siempre sereno, siempre sonriente, siempre amable...

Robertío era un ávido lector. Su escritorio estaba invariablemente lleno de libros, leía sin cesar: historia, novelas de ficción, filosofía, literatura clásica, arquitectura, todo. Era normal encontrarlo de camino hacia la biblioteca o regresando de ella con algunos libros bajo el brazo. Al encontrarnos sonreía cuando le decía que ya había leído todos los libros de la biblioteca!!! nunca lo desmintió...

Robertío era un especial colega para hacer equipo. Aceptaba el trabajo que le designaran con calma, nunca le escuché decir no a nada. Era capaz de adaptarse y sacar adelante cada proyecto en silencio, sin pretensiones, con calma. Siempre busco el consenso y jamás la confrontación. En momentos de tempestad era siempre calma. Sus silencios han sido probablemente los más intensos momentos de sabiduría que nos compartió... 

Gracias por las sonrisas sinceras, por el amor por la lectura, por los sabios silencios. Gracias por tu vida Robertío!!!

BON VOYAGE!!!

Un abrazo con atardecer en el Centro Histórico de Blois, en Francia.
A ti amigo, que te apasionaba la historia...

Comentarios

  1. Me llevó de viaje a recordarle , con su sonrisa serena y amable. Grande el Arqui Avelar, siempre lo recordaremos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por acompañar en su viaje a Roberto en este sencillo texto querida Irma. Abrazos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares